Febrero, mes donde  seguiremos transitando el arduo camino de “desaprender lo aprendido”,  queremos recordar y acercar algunos conceptos básicos sobre la violencia de género y en particular  en la pareja, porque una de las formas que adopta  la violencia de género es la que tiene lugar en el ámbito doméstico, entendiendo por éste  no sólo el espacio físico de la casa u hogar, sino también, el delimitado  por las interacciones en contextos privados.

El objetivo de la violencia  doméstica es ejercer control  y dominación por sobre la mujer  para aumentar o conservar el poder  del varón en la relación. Como sociedad nos tenemos que hacer cargo  de las desigualdades y las violencias avaladas (acá nos referimos a  todos, no solamente las masculinidades hegemónicas) por la sociedad en general y las instituciones  en particular con sus prácticas y normas que le dan legitimidad.

Quisiéramos poner en ésta ocasión el foco en los noviazgos adolescentes para que todos estemos atentos. Cuando en una pareja de  novios adolescentes  existe el maltrato, es  muy difícil que los protagonistas puedan dar cuenta  de la situación que están viviendo.  Hay  factores de  diverso origen  a su alrededor que les impide el rumbo que está tomando la relación; el amor romántico con sus componentes de autorenuncia y sacrificio  de la autonomía, la idealización de la pareja, la tolerancia por amor, la naturalización  minimización de los celos o las actitudes posesivas, el temor a los efectos que puede causar una denuncia de los hechos, entre otros.

En general, las conductas violentas entre adolescentes pasan inadvertidas porque se interpretan como juegos  o expresiones de afecto, cuidado o protección. Es una situación que se mantiene en silencio porque la gran mayoría considera  que son conductas  normales, que no aumentarán  o no se atreven a revelarlas. Sin embargo  cuando se dan en forma repetida, constituyendo  un modo de relación y de comunicación habitual en la pareja, se consideran propias de un vínculo violento.

Es importante  aclarar que sin la intervención de una persona  externa a la pareja  no es posible salir del ciclo de la violencia. Los efectos más comunes  sobre la salud mental son el estrés postraumático, depresión, trastornos del sueño y de alimentación, ataque de pánico y fobias. No debemos dejar de mencionar los resultados fatales como el homicidio (por motivos de género) y el suicidio.

Por características como los mitos del amor romántico, el control , los celos, decidir por el otro, hacer  sentir culpable, imposición de reglas, hacer escándalos en público, amenazas, vigilar de manera permanente, pretender que la chica cambie su manera de vestir, de maquillarse o peinarse. Por ésto y muchas más características es imperioso construir con los jóvenes nuevas significaciones de la masculinidad en la adolescencia, que comprendan  el respeto   hacia las demás personas, un refuerzo de la estima personal y la posibilidad  de una adecuada expresión de los sentimientos. 

Responder a un estereotipo de género  es perjudicial  no sólo para las mujeres, a los varones también  les genera un costo  muy alto en su salud mental  y física, que no siempre es visibilizado. Todo esto con la excepción  de que atribuir las causas de violencia masculina  a la socialización  y a las experiencia de privilegio y poder impuestos por la misma cultura, es insuficiente. No todos  los varones y mujeres  socializados por la misma cultura son personas  violentas  o víctimas de la misma, por eso la importancia de  considerar, además de las generalidades, los recorridos  individuales, que hacen de los sujetos seres únicos e irrepetibles. Para ir terminando, es fundamental  la promoción de vínculos de igualdad concreta entre mujeres y varones, niñes y adultes  apuntando a mejorar la calidad de vida de las personas, esa es la base de  la estrategia  que debe desarrollarse si se quiere eliminar  la violencia contra las mujeres y en todas de sus formas existente así como también las acciones y estrategias  de prevención  y promoción a cargo de personas especializadas en la problemática y en temas de género.

Feliz Febrero,  a celebrar el amor por unx mismx

DEBORA LUONGO- PSICOLOGA SOCIAL ESPECIALISTA EN VIOLENCIA DE GÉNERO