Aún hoy, en el imaginario popular, si se piensa en brujas, enseguida se las asocia con la figura del diablo. Mujeres que le sirven y obedecen a la contracara del Dios de los cristianos.
No interesa mucho reconocerlas, sólo hemos aprendido, generación tras generación, a cómo protegernos de ellas y sus fechorías: una herradura o una riestra de ajos en la puerta de entrada del hogar. La imagen de Jesús, de la virgen o de un santo dentro de la casa y en forma de colgante, también.
Si se piensa en la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), la organización que tiene a su cargo el mundial de fútbol, a la luz de la gran pira de los últimos años, sólo se piensa en un grupo de señores mayores, en traje y corbata por supuesto, con mucho dinero por sobornos, fraudes y mucha, muchísima corrupción y lavado de dinero. Cualquier parecido a la mafia es pura ¿coincidencia? Pero de eso hablaremos más adelante.
¿Nos enseñaron acaso a protegernos de hombres poderosos que manejan el mundo impunemente a su voluntad? ¿Cómo puede ganar un Mundial, un equipo de fútbol de un país si los procedimientos que van, desde la elección de las sedes mundialistas, hasta la misma cultura organizacional de la FIFA, fueron señaladas de corrupción y fraude, con millones de dólares perdidos como por arte de magia (diabólica), que fueron a los bolsillos de los señores de su Comité Ejecutivo?
Ahí andamos las brujas argentinas, por primera vez legitimadas por el pueblo y hasta por el mismísimo machismo futbolero, “saliendo del clóset”, muchas de ellas, por primera vez desde twitter. Congelando equipos de fútbol que jueguen contra el equipo de Lionel Scaloni para que Argentina gane cada partido, porque es bien sabido desde la creencia popular, que esto desmotiva a quienes se “frizzan”. Más también, prendiendo velas para iluminar jugadores y manifestando el poder de la intención pura y de corazón, desde rituales caseros. Todo esto, conjurado desde la benevolencia de los 4 elementos de la naturaleza (aire, fuego, tierra y agua), con la simple y desinteresada intención de traer alegría a un país en momentos de terribles males económicos.
Lo cierto es que a pesar de que la sede mundial de fútbol de este 2022 sea en Qatar, país en donde en este mismo presente, se oprime a las mujeres por ley y en la práctica son consideradas inferiores. Un país en donde hay denuncias de desapariciones de aquellas que se animan a denunciar o rebelarse ante el estatus quo patriarcal. Pese a la violencia hacia las mujeres, todo un movimiento se puso al servicio de la copa del mundo. Brujas argentinas realizando círculos de invocación de Poder para proteger y favorecer a los jugadores argentinos en cada partido mundialista. Ninguno es inferior para ellas, todos, desde el “Dibu” Martínez hasta el mismísimo Leo Messi son sujetos del mayor amor para curarles el mal de ojo, limpiarles el aura, abrirle sus caminos hacia el arco y múltiples artilugios mágicos del folclore popular, para favorecer los dones futbolísticos dentro de la cancha.
Lo cierto también, es que la FIFA fue acusada por el FBI de integrar una organización criminal. Una mafia al verdadero servicio del mal, para que entendamos bien y pronto. Una entidad hechicera de las sociedades, que pone el deporte del fútbol al servicio de los dictadores y los países más ricos del mundo para limpiarles la imagen global. Qatar, ese país mínimo geográficamente, está en el ojo de la tormenta de varias organizaciones de Derechos Humanos que vienen alertando a través de informes, las miles de muertes de trabajadores, muchos de ellos migrantes (80% de su población), debido a las condiciones laborales paupérrimas. Además, ese país ínfimo con enorme riqueza a causa del extractivismo petrolero, en el que la renta per cápita anual es de 90 mil dólares (el de Argentina es de 5200 dólares), continúa considerando un delito las relaciones homosexuales, cercenando los derechos de todo el colectivo LGBTIQNB+.
¿Cómo Qatar se convirtió en sede mundialista? Fue durante el turbio año 2010. Su elección estuvo rodeada de una oscura trama de avaricia, Poder y sobornos. Una red que abarcó desde el patriarca principal por aquellos años, Joseph “Sepp” Blatter, hasta el equipo de fútbol París Saint Germain (PSG), comprado por el príncipe qatarí Al Thani. Todos estos mecanismos malévolos fueron revelados por el FBI en una investigación que llevó a cabo desde el 2015 y continuó con la detención de 16 reconocidos dirigentes del fútbol, en el hotel suizo Baur Au Lac, durante el “Sabbath” del fútbol mundial: la reunión anual del Comité Ejecutivo de la FIFA. La cifra de los sobornos que se pagaron para que se votara como sede a Qatar para el mundial 2022 rondan los 150 millones de dólares. El petróleo, no solo contamina la naturaleza que las brujas tanto veneramos, sino que también, mancha la pelota.
Esperemos que, si nuestra selección nacional levanta la copa mundial, haya sido por obra y arte de los muchachos en la cancha y la práctica de la magia ancestral de todo un movimiento de mujeres, pero no a causa de la rosca, fraude y los sobornos habituales de la FIFA, a los que ya nos tiene desilusionados. Los 10 minutos adicionales en el segundo tiempo, en el partido que la selección argentina disputó con Países Bajos, puso en agenda el rol de los árbitros y su libre albedrío, al momento de agregar minutos adicionales en encuentros que no tuvieron lesiones, ni interrupciones por VAR, ni mayores contratiempos. Esto podría tener una explicación lógica si miramos a través de las oscuras redes diabólicas de la FIFA. Los árbitros del mundial son elegidos por la Comisión de Árbitros de la misma organización.
Y así vamos transitando este presente este movimiento de mujeres. Siglos y siglos del mundo del revés. Como si fuese en un espejo, lo malo y diabólico acusa a las brujas de aquello que ellos mismos son y hacen. Acusaron a las brujas de un pacto expreso con el diablo y de obedecer sus órdenes malignas. Pero las brujas no creemos en una religión binaria masculinizada, sino en el poder irrefrenable de la Naturaleza y sus elementos. Es bien sabido desde la creencia popular, que somos irreventes, salvajes e indómitas. Es bien sabido también, gracias al feminismo y a Silvia Federici en “El Calibán y la Bruja” que las mujeres herejes venimos dando batallas al mal desde las crisis del feudalismo y porqué el capitalismo tuvo que perseguir a las brujas durante tres siglos para intentar aniquilar su poder de comunidad y pueblo, que a las claras, bien vivo y embrujando, está.
En el presente ocurren los hechos. Quizás, si la selección masculina de fútbol sale campeón en esta final, en los próximos mundiales en vez de los típicos cantos futboleros, escuchemos: “muchachaaas, vengan brujas y hechiceras, vengan toda’ en nuestra ayuda, QUEREMO´ seeeer OTRA VE´, campeón mundial”
Pase lo que pase, en estos partidos que se juegan a ganar, que se manifieste el mundial de la magia y no el de la mafia- ABREQ AD HABRA.