La gran depresión de 1929 dejó a muchos en ruinas y significó el salto hacia una moda moderna. Diseñadores de vanguardia, materiales más baratos como el nylon y el protagonismo de la fotografía marcaron esta etapa. Hechos que llevan al límite genera en los seres humanos saber reinventarse desde la creatividad. En momentos de crisis, de guerras es donde se pone en juego la inteligencia y la sensibilidad al servicio del progreso.
La moda se reinventó siempre, no creo que esta vez sea la excepción. Debemos centrar la atención, como se hizo en guerras y pandemias pasadas, en cambiar de hábitos. Imperar calidad frente a cantidad, repensando modelos de producción y consumo.
Nuestro país comenzó a flexibilizar la cuarentena y nos encontramos ante una “nueva normalidad” poco precisa, con muchas incertidumbres y en búsqueda de un nuevo lugar desde el cual seguir trabajando. Consultamos a diseñadoras de la región cómo viven este momento, qué cambios piensan realizar o realizaron para poder seguir con sus emprendimientos.
Todas coinciden que no va a ser fácil y que van a ser necesarios varios cambios para amoldarse a un nuevo escenario “Todavía no me animo a sacar conclusiones, pero si hubieron algunos cambios que se sienten en mi emprendimiento. Cambios personales que tuvieron que adaptarse a nuevas formas de concebir mi negocio. Incorporar tecnologías y nuevas formas de capacitarme para fortalecerlo; tiempo para producir y conocer al consumidor” comenta Lucía Dithurbide, joven roquense, que lleva adelante un emprendimiento textil lencero de diseño y producción artesanal.
Nuevos modos de comunicarnos, sin contacto, a la distancia pero no por eso tienen que dejar de ser cercanos. Sofía Merino, dueña de un emprendimiento valletano de marroquinería realizada a mano, considera que los cambios pueden ser beneficiosos y que la clave está en la unión. “Me parece qué hay que activar las redes, no es noticia que lo que funciona hoy es la venta online. Hoy más que nunca está bueno ponerle ganas a las redes, porque a partir de ahora es lo que más va a funcionar, es lo más seguro y cómodo en este contexto que estamos viviendo. En mi caso con un grupo de emprendedoras nos incentivamos y damos ideas de cómo activar las páginas de cada una. Los emprendedores tenemos que apoyarnos mutuamente para salir de esto lo mejor posible y poder proyectar a futuro. También está bueno lanzar promociones, descuentos y sorteos, para tener más ventas y ganar más seguidores que son posibles clientes”
Quedarse en casa no es en vano, es un antes y un después. Paula Rosas, diseñadora de Prosas, (marca neuquina vinculada a la sustentabilidad por el uso de reciclados, fibras y tintes naturales) comenzó el 2020 en Bafweek con muchas expectativas que el confinamiento la obligó a modificar y postergar. “Cambiaron los tiempos de planificación, el ritmo de producción y somos ermitaños pero conectados, entonces el trabajo se sigue difundiendo y así se mantiene el feedback con el otro. Estamos en un momento de inflexión, el quedarse en casa no fue un encierro, sino una oportunidad para hallar con detenimiento los para qué. Estoy en mi taller revisando, redescubriendo y aprovechando todo el material disponible. Sino era el «necesito tal cosa» » esto no sirve para lo que quiero » y ahora es ver cómo se puede adaptar el material a la idea o viceversa. Y Armando la página web de Prosas, la vidriera.”
Son momentos de reflexión, de cambios y búsquedas de estrategias, algunos las resuelven más rápido que otros. Es un contexto de diversas realidades. “Pienso que este es un momento sumamente difícil sobre todo para los que quedan afuera de la ayudas del Estado, me refiero a artesanos que no les es posible acceder a comercializar sus productos a través de las redes. Da la impresión que las redes es lo único que nos mantendrá en el mercado, pero creo que hay que replantearse la forma en que consumimos y nos relacionamos.” Comenta Nora de Los Santos, joyera contemporánea, exponiendo otro escenario en el cual se siente más el golpe económico. Nora sigue haciendo joyas con metales reutilizados, la cuarentena no modificó su proceso de producción pero si sus ventas y sus clases. “Realmente no tengo ninguna estrategia para esta situación, doy clases de joyería que no pueden darse si la alumnxs no tienen herramientas en sus casas, las ventas siempre las realicé en mi taller y supongo que no he dado importancia a las redes. Post cuarentena, creo que debemos pensar en agruparnos y crear soportes reales para momentos de crisis. Menos teléfono y más reunión”
Pensamientos a futuro de unión, de iniciativas frente a esta crisis económica, que nuestro país vivía y se acrecentó con el virus, o miradas como las de Sofía son las que invitan a dar batalla “Creo que es un momento muy difícil para los emprendedores, sobre todo para los que hacemos todo a mano, y que ya de por sí a veces es complicado conseguir materiales. En mi caso manejo materiales que tienen un costo muy alto y que frene el trabajo frena toda posibilidad de seguir produciendo. Yo trate de tomármelo con calma, no desesperar porque priorice la salud, y porque sé qué hay gente que de verdad la está pasando mal, que no tiene las posibilidades que yo tengo, me parece que es momento de agradecer, de resignificar vínculos, prioridades, mantenerse fuerte, lucharla y seguir adelante. Es una crisis que todos estamos pasando, algunos peor que otros, y como toda crisis va a pasar. Hay que priorizar la salud. En todos los aspectos de la vida trato de no desesperarme cuando pasan cosas negativas, y por el contrario sacar lo positivo, el aprendizaje y mantenerme firme. Todo pasa.”
“Cómo diseñadora de vestidos tuve mi última novia el 14 de Marzo y esas dos semanas anteriores tuve varias entrevistas para vestidos de 15 años, egresadas, invitadas a eventos, novias y cumpleañeras! Los vestidos de Abril que eran 3 o 4 alcanzaron a responderme que obviamente no lo iban a hacer, pero las novias de Mayo, Septiembre, Noviembre y Egresadas llegaron a confirmarme y hoy por hoy tienen el precio congelado porque me abonaron en Marzo las señas correspondientes” relata Jorgelina Vidarrueta, reconocida diseñadora neuquina, que tuvo que alejarse de los vestidos y reinventarse en barbijos de diseños. La primera semana de aislamiento obligatorio se ofreció como voluntaria haciendo barbijos gratis y descubrió que podía transformar la crisis en una oportunidad. Con retazos de telas de vestidos confeccionó los primeros tapabocas de diseño que vendió entre clientas y amigas. Hoy sumó su idea a un emprendedor de Cipolletti que vende kits de productos para la pandemia. Sus objetos de diseño se dividen en dos líneas: barbijos comunes y otros con lentejuelas, brillos, diseños que van desde apliques bordados a mano hasta combinaciones de cubrebocas con lazos, vinchas, turbantes, cuello o capucha y guantes. Jorgelina piensa en lo que vendrá “Los eventos masivos se estima serán las actividades que más tardarán en reactivarse por lo que hoy por hoy es el momento en que un diseñador tiene que sacar su alma creativa y diseñar en función a lo que la demanda necesita y busca! Siempre extrañando hacer moldes de vestidos, dar clases, y hacer producciones de fotos pero creyendo que poco a poco estamos más cerca de volver a hacerlo. Con la mente más abierta, con otras ideas, con el corazón más sensible pero con el mismo amor y la pasión que cada diseño lleva de mí. Sea un vestido con historia o un cubreboca hecho de retazos, de esas historias que mañana sin duda contarán lo que fue salir a la calle con protección”
La crisis económica que se nos toca vivir supera lejos a la de 1930. Podríamos pensar en prendas para “festejar la vuelta a la calle”, al mejor estilo “New look” de Dior post Segunda Guerra Mundial. Pero si pensamos en los pocos o nulos ingresos con los que contamos para comprarlas, lejos estamos de acumular fast fashion. El consumo se destina, y por mucho tiempo más, en productos esenciales y valorar lo que ya se tiene. Esto replantea un antes y un después en el hiperconsumo sin sentido revalorizando el comercio justo y la compra de producción local.
Dicen que las cosas no pasan por casualidad. Esta pandemia es un llamado de atención que quizás hace rato estábamos necesitando, algo de esto se reflejó en las pasarelas (pre pandemia) con Balenciaga y su puesta en escena apocalíptica o modelos con mascarillas de Marine Serré Toda llamada de atención es para generar acción. El mundo de la industria textil necesitaba alejarse de la producción en masa, desacelerar, cambiar de sentido, darle un respiro a la naturaleza y revalorizar el trabajo. “Post cuarentena va a ser un hábito la sanidad que ahora nos resulta un esfuerzo y esto se va a traducir en el intercambio de la Indumentaria, en la producción y confiabilidad del consumidor. Cuestiones como el prelavado del textil ya no se podrán evitar, como el desarrollo de un packaging «protocolar». Catálogos virtuales más detallados, porque ese será el canal de venta.” afirma Paula pensando en un futuro tan cercano, cuando recuperemos la libertad post Covid-19, centrado en cuidar la salud y el trabajo.
Son tiempos difíciles, desdichadamente muchas marcas y emprendimientos no tendrán la posibilidad de seguir, otras se reinventaran y seguro surgirán nuevas. Podemos pensar en una moda lejos del lujo y lo banal. Lejos de lo excesivo y más cercano a productos que perduren o iniciativas upcycling. No olvidemos que la moda es reflejo de los cambios y las dinámicas sociales, no simples cambios de temporadas. Todo cambio histórico modificó el vestir. Hoy estamos inmersos en un contexto de distancia social, crisis económica y priorizar la salud. La moda siempre luego de crisis y guerras logró reinventarse y busco ostentar para celebrarlo. En esta ocasión la ropa ha pasado a segundo plano y nos hemos dado cuenta que podemos “sobrevivir” con lo que tenemos en el placard. ¿Podremos pensar en un cambio de modelo? Hagan sus apuestas, el futuro de la moda es incierto y todo puede pasar.
Gracias a todas las diseñadoras por las fotos y compartir su mirada sobre este contexto!
Foto de portada gentileza Paula Rosas (PH: Martín Drescher)