Pasó una semana del lanzamiento de la canción de Shakira con Bizarrap y el sobreanálisis del contenido de la canción ha llenado post en redes sociales y notas en grandes medios de comunicación. De pronto, el feministómetro ha salido a relucirse una vez más para medir a una cantante, una artista que como humana de carne y hueso, decidió hacer catarsis y duelo amoroso, haciendo lo que sabe hacer: una canción.
Music session Vol. 53 no es de desamor romántico ni desconsuelo. En ella, la cantante intenta mostrar orgullosa su reluciente autoestima, en lo que cree una relación en la que ha sido estafada emocionalmente y de la que ha logrado sobreponerse. Este punto es interesante porque es por eso que elige lanzar esta canción junto al productor Bizarrap, en la que la estrategia de este joven artista es proyectar canciones de consumo rápido, al mejor estilo fast food, que duran un tiempo breve e intenso batiendo record de reproducciones en pocas horas, pero que en un par de semanas van diluyendo su popularidad porque están sonando las últimas sesiones.
Pienso que en ese aspecto, fue muy inteligente y acertada la propuesta musical conjunta sobre todo, para dejar tranquilos a quienes se preocupan por la psiquis de los hijos de Shakira (ironía alert).
El feminismo no nos exime de ser humanas ni de querer sacar a relucir los trapitos al sol. Porque desde que lo personal es político podemos decir que gracias a esta canción resurgen debates sobre la importancia de la no cosificación de las mujeres en las relaciones sexoafectivas, la violencia psicológica y emocional que significa la infidelidad en una relación. O que el amor romántico no es garantía de felicidad eterna en un matrimonio y sobre todo, que es, justamente en las relaciones de pareja, donde la mayoría de las mujeres sufrimos violencia de género y que además, no tenemos por qué quedarnos calladas cuando uno de los dos decide romper los acuerdos de pareja.
Vamos, que el movimiento feminista es sobre todo una agenda: que no nos maten, que no nos violen, poder abortar y tener igualdad de oportunidades. Durante el 2022, en Argentina hubo 249 femicidios. Ojala los hombres machistas se dedicaran a hacer canciones mostrándose despechados y vengativos cómo en la canción de Shakira. Ojala lloraran más y mataran menos. Ojala se dedicaran menos a señalar con el dedo cuando una canción que hace una artista no cumple con las expectativas de deconstrucción feminista y se dedicaran más a atender las demandas de todo un movimiento.