Salir a la calle con convicción es un acto de desafío. Eso lo sabe muy bien Fátima, la mente y corazón detrás de Riskk Indumentaria, una marca que no busca encajar, sino incomodar y visibilizar. Su propuesta es clara: “No es moda. Es una amenaza con estilo.”

Riskk nació de la incomodidad. La de ver que muchas marcas solo copian y producen en masa, sin propósito ni identidad.
“Quise crear un espacio donde mi comunidad afro no fuera utilizada como un recurso estético disfrazado de ‘inclusión’, sino donde realmente tuviera protagonismo.”

Desde su taller, cada prenda es concebida y producida por ella misma. “Es una ventaja porque puedo jugar con las medidas y personalizar cada diseño, pero también una desventaja porque todo lleva más tiempo.”

Esa combinación define el espíritu de Riskk: único, disruptivo y consciente. Su historia personal está en cada puntada. Creció con bullying y con la sensación de que ser negra estaba mal.

“Durante mucho tiempo viví atrapada en un molde que no me representaba.”

Encontró refugio en el cine de terror: personajes que no encajaban, que se movían desde lo incómodo y lo irreverente, le enseñaron que la diferencia es poder. “Con Riskk transformé mis heridas y mis pasiones en una propuesta distinta: un espacio que demuestra que ser diferente no está mal.”

La estética de la marca es urbana, disruptiva, un desorden con propósito: “Encontrar la belleza en el caos.”

La influencia cultural es amplia: la raíz afro, el cine de terror, géneros urbanos como rap, hip hop y afrobeats, y expresiones que cuestionan lo establecido, desde grafitis hasta los Dandys del Congo. “La moda y la calle son un mismo territorio: un escenario donde vestirse es un acto de presencia y desafío.”

Cada prenda es una declaración: materiales de calidad, entretelas que dan estructura y detalles como cadenas y ojales que definen el estilo Riskk. La autogestión permite que cada diseño mantenga su identidad intacta: “No responder a grandes estructuras me da libertad para arriesgar y sostener un discurso propio.”

Desde su lanzamiento, Riskk ha conectado con el público de manera inmediata: “Me escriben, me paran en la calle, me cuentan lo mucho que les gustan los diseños… eso confirma que Riskk logra conectar.”

La visión de Fátima es clara: consolidar Riskk como un espacio donde moda, actitud y cultura afrourbana se fusionan para incomodar, destacar y dejar huella. Sueña con su primer desfile, promete, será más que una pasarela; será un show que refleje la fuerza de la marca: “Quiero que sea imponente, que haga sentir la actitud, la fuerza y la irreverencia que definen a Riskk.”

Riskk no hace moda. Riskk transforma, provoca y visibiliza. Todo empieza desde la autenticidad de su creadora.

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