La opinologia y la pseudo epistemologia sobre la gordura parece el tema recurrente de influencers, mediaticxs, youtubers, panelistas de tv, terapeutas de cuanta ciencia o nueva moda ande dando vueltas. Todes hablan de la gordura, sin ser gordes, sin haber investigado, sin haber leído, sin tener conocimiento alguno del tema más que los consabidos estigmas y prejuicios que han sostenido y fomentado la industria de la dieta y el odio estructural a la gordura. Todes tienen algo para decir, algo que suma a su kioskito de «consejos para el cuerpo y el alma», y dicen y pregonan y llenan las redes de información falsa, de datos tendenciosos e interpretaciones que rayan lo ridículo y lo peor de todo es que no se responsabilizan ni por el odio y daño que generan ni por la tendencia nefasta que instalan en las personas que consumen esa violencia disfrazada de discurso motivacional.


«No se opina del cuerpo de nadie», no es un ruego, no es un slogan, no es una frase más, es una de los tantos derechos que exigimos las personas gordas, quienes podemos hablar por nosotras mismas, tenemos cuerpo, tenemos voz, tenemos conocimientos y experiencias, tenemos luchas históricas, tenemos gritos urgentes y ya no estamos dispuestxs a esconder, callar, claudicar ni poner la otra mejilla.
Dejen de hablar de nuestros cuerpos, de nuestra salud, de nuestros deseos, de nuestra psiquis, no somos objeto de estudio, somos personas, personas con corporalidades gordas que podemos definirnos, narrarnos, nombrarnos, acuerparnos, podemos hablar por nosotrxa mismxs.
No nos des-humanicen más.
Déjennos ser gordes, en paz.