Hola! ¿Cómo están? la cuarentena tiene “ese que se yo” que sumado a las redes sociales te sorprende -para bien-. Gigi es una de esas sorpresas. Nos “topamos” como de imprevisto y bastaron unos cuantos MD por Instagram para saber que no era casualidad.
Su invitación a ser columnista en su web es para mí (y mi pasión por escribir sobre moda) un placer inmenso! y aprovecho estas líneas para volver a agradecerle su confianza.
Bueno, terminando este concreto preámbulo quiero presentarme -brevemente- me llamo Facundo y soy oriundo de Mendoza (si, la tierra del sol y del buen vino. De las reinas de la vendimia y del paso a Chile) Tengo 25 años y soy Licenciado en Diseño de Indumentaria y Textil, actualmente me dedico a diseñar vestidos a medida y prendas inspiradas en la historia y el arte a partir de retazos textiles.
A su vez, a modo personal y en una suerte de antídoto terapéutico para la vertiginosidad de la rutina, tengo un bloc de notas en mi cuenta personal de Instagram donde escribo sobre moda e historia. Al margen de eso, en este columna hablaremos de algo aún más interesante, así que…redoblantes y ¡se la presento!
Me gusta jugar con la libertad de que puedan hacerme llegar ideas de interés relacionados a la temática de mi columna para poder extenderlos en alguna nota.
¡Bien! Como todo primer día de clases (ja ja) empezaré por mí.
Abro mi placard y… qué difícil escoger una prenda! Tomo un buzo, básico, confeccionado en algodón negro. Talle grande (porque me encanta usar mis prendas superiores holgadas)
Seguro se preguntarán ¿qué tiene de interesante un básico? Y es que el año pasado le hice bordar la figura de una Virgen que está en el frontispicio (frente) de una iglesia de mi provincia.
La Virgen es preciosa y es un fuelle entre dos cosas: mi amor por el arte y mi devoción personal a la figura de la Virgen María que los cristianos veneran como madre de Dios. Bien, sobre esta prenda puedo hablar mucho…muchísimo. Aun así me centraré en dos cosas:
- El negro en la historia de la moda: antiguamente el color negro (que en realidad no es un color si no la ausencia de luz pero se percibe como tal) se asociaba al dolor y al luto. La corte de los Asturias (España) lo adoptó como símbolo de poder. En aquellos años su uso no era muy común ya que perdía su fuerte tono al ser lavado, pero cuenta la historia que al descubrir México encontraron un árbol llamado Palo de Campeche y con su madera pudieron producir un tinte negro intenso y duradero.
La reina Victoria del Reino Unido impuso durante su reinado (finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX) la vestimenta negra para el duelo, ya que ella misma vistió así desde el fallecimiento de su esposo hasta su propia muerte.
En la década de 1920 la visionaria Gabrielle Chanel -fundadora de la marca de moda homónima- creó el famoso little black dress (vestidito negro); un sencillo vestido de líneas rectas y con un largo por encima de las rodillas; con esto logró presentar a este color como símbolo de elegancia e igualdad (ya que también se utilizaba en los trajes masculinos) y lo desterró de los guardarropas de las viudas.
Las prendas negras siempre favorecerán a todo tipo de cuerpo. Coordinan perfectamente con la amplia gama del círculo cromático y son atemporales. Irradian lujo y elegancia, sofisticación y poder e imparten un cierto aire de confianza.
- El arte religioso y la inspiración en la moda: desde su nacimiento, hace más de dos mil años, la Iglesia Católica ha aportado al mundo toda una fuente invaluable de arte y cultura protegido entre los muros de sus ostentosas y ricas iglesias y museos. El catolicismo, siempre asociado a la alta sociedad y el poder, ha logrado inspirar a artistas a crear obras magníficas. La Piedad de Miguel Ángel o las “Madonna’s” de Botticelli son ejemplos de esto.
También ha inspirado, estas celestiales figuras, a diversos diseñadores de moda – como John Galliano, Dolce y Gabbana, Balenciaga y Gaultier – en sus colecciones, así podemos observar turíbulos, mitras y esclavinas acompañando sensuales vestidos o exóticos conjuntos, desfilando por las pasarelas de las Semanas de la Moda más importantes del mundo.
Con solo ingresar a un templo podemos percibir hasta una especie de performance y desfile; en sus imágenes, altares y arquitectura.
Ahora bien, volvemos a mirar a mi sencillo buzo, ese que dibuja en su frente una figura divina de trazos minimalistas y en su espalda se puede leer “Regina Sacratissimi Rosarii ora pro nobis” pero esta vez la observación está cargada de estos significados que anteriormente pudimos darle a esta prenda conociendo un poco la historia de algunos de los elementos que la componen.
Y se me ocurre pensar en dos cosas, a modo de conclusión…
1- El detalle como móvil de cambio radical: sin ese bordado impecable, sería un buzo más. Sin gracia, si se quiere. El detalle, lo que cambió la prenda completa, la realzó y colocó en otro lugar, en una pieza de indumentaria que puede ser vestida y también “admirada y mirada”.
2- Siempre darle vida a las prendas, estamos en un momento muy particular para todos, nos atraviesa una pandemia que nos obliga a reflexionar, encerrándonos en nuestras casas y esa tímida voz que hace unos años viene proponiendo el trueque y la compra de ropa usada o de segunda mano como nuevo standard de consumo de moda, hoy casi es una obligación.
Entendiendo que la industria textil produce gran porcentaje de los desechos que se arrojan al medio ambiente, el planeta nos exige un cambio de conciencia y de hábitos, y aquí es donde quiero pensar que las prendas pueden tener más de “dos vidas” como solemos decir cuando nos referimos la ropa que se la aggiorna para seguirla vistiendo, algo así como lo qué le pasó a mi buzo.
Eso es todo, ¡por esta vez!
Y no se olviden, ¡consuman moda de manera responsable!
Espero que les haya gustado y nos veremos en una próxima nota!