El gordoodio en las infancias. Per se es una frase dolorosa y nefasta por donde se la lea o se la encare, más que nada, porque es real.
Mucho venimos mostrando y denunciando el impacto, las secuelas y las violencias que provoca la cultura gordoodiante y los standares impuestos por la hetero- binario-hegemonía en las personas adultas que somos quienes más estamos pudiendo manifestarnos actualmente.
Pero las infancias no escapan a esto. Podemos haberlo pasado por alto, podemos haberlo naturalizado, podemos aun no animarnos a cuestionarlo, pero existe y es atravesado por los mismos parámetros, estructuras, paradigmas y prejuicios que el gordoodio en les jóvenes y adultes.
Niñes gordes son violentades y juzgades a diario, aquí algunos ejemplos;
_ En el sistema educativo, como infancias en riesgo, basándose en el supuesto de que si es gorde es por «mala» alimentación, descuido familiar o «algo raro pasa», además del bullying naturalizado por parte de pares y adultxs.
_ En el sistema médico, sometiéndoles a dietas de restricción de ingesta, a actividad física extrema, a análisis, estudios médicos y pesajes constantes que censuran, patologizan y buscan corregir el peso corporal por encima de la consideración integral de les niñes.
_ En la sociedad en general ya que por ejemplo no hay representaciones positivas de niñes con cuerpos gordos en el cine, videojuegos, publicidades o literatura, no hay ropa adecuada (les niñes gordes parecen no tener derecho a vestir como niñes), no hay juegos en plazas o centros comerciales que se adapten a las diversidades corporales, etc.Y si vamos a hablar de salud (única palabra que se les ocurre asociar a gordura), pensemos que es un concepto integral y que nadie que crece siendo violentade por su cuerpo puede ejercer el derecho a una vida, sana, saludable y feliz.
Proteger las infancias incluye respetar la diversidad de sus cuerpos y el respeto es un verbo, háganlo carne.