Al fin se estrenó la nueva película de Barbie y como muchas suponíamos por su directora, Greta Gerwig, aborda de manera ingeniosa, tópicos que si nos dejamos llevar por los colores pasteles por momentos, fluorescentes en otros, podríamos juzgarla de frívola y superficial. Aunque todo esto bien podría pensarse como una trampa, para sumergirnos a las mujeres, adolescentes y niñas, en la superación cognitiva que significa vivir en un mundo a las claras, patriarcal.
Esta vez el tono es más bien en forma de sátira y crítica social, con ciertas reminiscencias, mucho más lavadas, (digamos todo) que la brillante Zoolander (2002 – comedia que critica al mundo de la moda). Aún así es imprescindible verla pues contiene lo que muchos denominan el “zeitgeist” (espíritu) de nuestra época.
¿Pero cuál es el espíritu de nuestra época?
Primero deberíamos contar brevemente el contexto del que surge la muñeca Barbie.
Hasta la aparición de Barbie en el mercado de juguetes norteamericano el 09 de marzo de 1959, las opciones para las niñas estaban direccionados al rol maternal y del hogar, es decir enfocados en bebés y tareas domésticas.
Cuenta la leyenda que Ruth Handler, quién estaba casada con uno de los socios de la empresa Mattel, observó que su hija Bárbara, jugaba con sus bebés y les asignaba roles adultos. Luego de un viaje a Europa termina de darle forma a Barbie, al observar que allí sí había muñecas que representaban a mujeres jóvenes.
Su idea llevó al éxito rotundo a Mattel. Aún hoy, 60 años después, Barbie y su universo, representa el 30% de las ganancias totales de la empresa.
Barbie y el malestar que no tiene nombre
Si pensamos que la muñeca Barbie es feminista, debemos decir que absolutamente no. Al menos, nunca se expresó al respecto. En la película de Greta Gerwig, esto también queda clarísimo. Sin abusar de los spoilers, podemos contar que cuando el personaje interpretado por Margot Robbie sufre el trastorno de “persona en situación de realidad”, lo único que le interesa es volver al status quo “barbieland”, para que todo continúe siendo superficial, relajado y feliz.
Sin embargo, cuando la muñeca con más de 200 profesiones acaparó el éxito de ventas y se popularizó su uso en la década del ´60, generó controversias respecto a que tenía demasiadas curvas para la época. Pero además, una muñeca que invitara a las niñas a superarse, estudiar una profesión y tener su propio proyecto de vida, rompió modelos maternales y fueron varios los movimientos conservadores que intentaron quitarla del mercado.
Lo cierto es que el espíritu de la época de los años ´60 también estuvo marcado por la segunda ola del feminismo. En aquellos años, en EEUU, una generación de mujeres luchó por la igualdad de derechos económicos, establecieron que “lo personal es político” y salió a la luz el libro “La mística de la feminidad”, de Betty Friedan, un trabajo exhaustivo de investigación en el que se denuncia al gobierno de EEUU, los medios de comunicación masivos y revistas, de querer instaurar discursivamente la norma moral de lo “esencialmente femenino”, que en ese momento era un intento de recluir a todas las mujeres dentro del círculo hogareño con entera disposición. Sólo podrían realizarse a través de su marido y de sus hijos.
Betty Friedan cuestionó que esa construcción social, que generaba mandatos sociales era totalmente forzado y falso para muchas de las mujeres, y por eso, lo que en un principio comenzaba expresándose en sus cuerpos como un “malestar sin nombre”, terminaba, en muchos casos, por producir enfermedades mentales y físicas reales.
Se dice que por esta obra feminista, (equiparada con “El Segundo sexo” de Simone de Beauvoir), del que se vendieron 3 mil ejemplares en pocas semanas, se produjo una reacción explosiva de las amas de casa estadounidenses que se rebelaron a sus mandatos y se despertaron de su lavado de cerebro patriarcal, enfocado unidireccionalmente a su rol maternal.
Barbie estereotípica rompiendo estereotipos
Y la película de Greta Gerwig, pone de manifiesto, con su estilo de sátira, el espíritu de nuestra época, haciendo que una muñeca que durante décadas reforzó estereotipos estandarizados de belleza; de pronto comience a hacerse preguntas existenciales, que ponen en riesgo el mundo de fantasía y también el mundo real.
Pero además, el espíritu de nuestra época es acaso despertar a la realidad y aportarle significado. Una realidad en la que esta generación visibiliza las consecuencias de las ideas preestablecidas generaciones atrás.
El personaje de Barbie, al igual que muchos y muchas de nuestra generación, busca seguir su proyecto creativo personal más allá del asignado por los mandatos sociales, los roles y estereotipos. Busca darle importancia al sentido liberador que significa encontrar una identidad propia y realizarse según las propias capacidades.
Pero sobre todo, en Barbieland, como en la vida real, la información y el conocimiento es PODER. Es PODER nuevos imaginarios posibles para ser y estar en el mundo.